Quetzalcóatl, conocido como la “Serpiente Emplumada,” es una de las deidades más importantes de la mitología mesoamericana. Su historia se entrelaza con la creación del mundo y los seres humanos.
En el principio de los tiempos, Quetzalcóatl descendió al inframundo para recuperar los huesos de las generaciones anteriores de humanos, que habían sido destruidos en los cataclismos anteriores. Con la ayuda de su gemelo Xólotl, logró engañar a los dioses del inframundo y recuperar los huesos sagrados.
De regreso a la tierra, Quetzalcóatl mezcló estos huesos con su propia sangre, creando así a la humanidad que conocemos hoy. Este acto de sacrificio simboliza su amor y compromiso con los seres humanos.
Además de ser un creador, Quetzalcóatl también es conocido como el dios del conocimiento, la sabiduría, y el viento. Según la leyenda, enseñó a los humanos artes tan diversas como la escritura, la metalurgia, la agricultura y la astronomía. Bajo su guía, las civilizaciones mesoamericanas florecieron.
Sin embargo, Quetzalcóatl también tiene una historia de tragedia. Se dice que fue engañado por el dios Tezcatlipoca, quien lo hizo embriagar y, en su estado de ebriedad, cometió actos de los que luego se arrepintió profundamente. Avergonzado y triste, Quetzalcóatl se exilió a sí mismo, prometiendo regresar un día para guiar a su gente nuevamente.
El mito de Quetzalcóatl es rico en simbolismo y refleja la importancia de esta deidad en la cosmovisión mesoamericana. Sus enseñanzas y su sacrificio son recordados y celebrados hasta el día de hoy.
