En el corazón de la Ciudad de México, en un barrio antiguo y lleno de historia, se encuentra una mansión conocida como La Moira. Esta imponente casa de estilo colonial ha sido testigo de innumerables historias, pero ninguna tan aterradora como la que ha convertido su nombre en sinónimo de terror.
La leyenda de La Moira comienza a finales del siglo XIX, cuando la mansión fue construida por una familia adinerada de origen español, los Gutiérrez. La casa, con sus amplios jardines y majestuosa fachada, se convirtió rápidamente en un símbolo de riqueza y poder. Sin embargo, la fortuna de la familia Gutiérrez comenzó a desvanecerse misteriosamente poco tiempo después de que se instalaran en la mansión.
Se dice que la tragedia golpeó a la familia de manera implacable. Primero, la señora Gutiérrez cayó gravemente enferma y murió en circunstancias extrañas. Poco después, el señor Gutiérrez fue encontrado sin vida en su estudio, con una expresión de terror en su rostro. Los rumores sobre maldiciones y espíritus vengativos empezaron a circular entre los habitantes del barrio, quienes decían que la casa había sido construida sobre un antiguo cementerio indígena.
Con la muerte de los Gutiérrez, la mansión quedó abandonada y cayó en el olvido. Pasaron los años, y la casa fue adquirida por diferentes propietarios, ninguno de los cuales logró permanecer en ella por mucho tiempo debido a los sucesos paranormales que se manifestaban. Las historias de apariciones, objetos que se movían solos y gritos en la noche se volvieron comunes.
Uno de los relatos más espeluznantes es el de una familia que decidió mudarse a La Moira en la década de 1950. Los nuevos habitantes eran escépticos y no prestaron atención a las advertencias de los vecinos. Sin embargo, no tardaron en experimentar fenómenos inexplicables. La hija menor de la familia comenzó a tener pesadillas recurrentes en las que veía a una mujer vestida de blanco caminando por los pasillos de la casa. Las puertas se cerraban de golpe sin motivo, y se escuchaban susurros inquietantes en las habitaciones vacías.
Una noche, el padre de la familia, decidido a descubrir la verdad, se armó de valor y recorrió la mansión con una lámpara de aceite. Al llegar al sótano, encontró una serie de documentos antiguos pertenecientes a los Gutiérrez, junto con un diario que detallaba los horribles eventos que habían llevado a la ruina de la familia. El diario hablaba de un pacto oscuro realizado por el señor Gutiérrez en un intento desesperado por recuperar su fortuna, un pacto que desencadenó la maldición que aún pesaba sobre la casa.
Desde aquella noche, los fenómenos paranormales en La Moira se intensificaron. La familia decidió abandonar la casa, dejando atrás todas sus pertenencias. La mansión quedó nuevamente deshabitada y en ruinas. Los vecinos evitaban pasar cerca de ella, especialmente después del anochecer, por temor a encontrarse con los espíritus que la habitaban.
Hoy en día, La Moira sigue siendo un lugar de leyenda y misterio. Aunque ha pasado por varias restauraciones y sus nuevos propietarios han intentado deshacerse de su siniestra reputación, los relatos de apariciones y sucesos inexplicables continúan. La casa embrujada de La Moira permanece como un recordatorio de los oscuros secretos y pactos que, según la leyenda, nunca deben ser olvidados.
